miércoles, 7 de agosto de 2013

Día 8: ...y nos cayó la del pulpo



Hola a todos desde Orlando, Florida. Bueno, suponemos que es Orlando, pero llevamos cuatro horas dando vueltas por aquí y no hemos visto la ciudad por ninguna parte. Para mí que la ciudad es una lata de tomate ochentero, como su propio nombre indica. Estamos física y psicológicamente agotados tras la experiencia de hoy - de hecho, hemos cancelado casi todos los planes que teníamos para mañana. Piscina, habitación de hotel, tranquilidad, paz, armonía y, en definitiva, vacaciones. Le han dado por culo al Universal Studios, a Walt Disney y a su señora madre, que debe llevar muerta más de medio siglo, la pobre mujer.




Lo de hoy ha sido muy fuerte. Tras un inicio de día bastante tranquilo, en el que ha pasado un poco de todo y nada relevante - aunque lo voy a contar igual - de repente al frente se veía un cielo más negro que los cojones de un grillo, con una especie de amago de tornado. No había llovido en todo el camino, acabábamos de ir a ver una playa aleatoriamente y la gente se estaba bañando sin más. De repente, el caos - caen dos gotas, luego doscientas y de repente 200 millones. Se pone a llover como no hemos visto nunca, ninguno de los dos, con tan mala suerte que nos pilló en la carretera. Hemos tenido que parar cuatro veces - dos en el arcen, que aquí son superanchos, otra refugiados en los aledaños de una gasolinera y otra más en una estación de servicio que olía a perro mojado. No penséis que éramos solo nosotros. El club de gente con más miedo que siete viejas era numerosísimo - coches parados en arcenes, gasolineras y sitios de mal vivir.

Hablando de mal vivir, vimos un cartel por el camino que decía - Rachel's: Gentlemen's club and steakhouse. O sea, un sitio donde los caballeros pueden comerse un filete y luego pegarse el filete con alguna pilingui. Estos americanos piensan en todo, los jodíos. 




Ha sido difícil, la verdad, aparte que a nadie le gusta que llueva torrencialmente en vacaciones. Cada vez que paraba un poco la lluvia, salíamos y llovía aún más. En un momento dado decidimos armarnos de valor, seguir a un Dodge negro que iba despacito y con las luces de emergencias puestas y, de repente, dejó de llover. Por cierto, todo el rato que llovió a mares teníamos un disco de la Motown - fue cambiar la música y que parase de llover. Casualidades, o no.




Total, que dejó de llover radicalmente. En un momento dado, ya más cerca de Orlando, miro a la derecha y veo que está lloviendo a mares a apenas 50 metros de nuestra posición, donde no caía ni una gota. De repente la carretera gira un poco y vamos entrando y saliendo en la zona de lluvias. A lo mejor llovía 500 metros como si estuviesen echándonos cubos de agua gigantes, luego dejaba de llover, más adelante volvía la lluvia torrencial... Un fenómeno atmosférico que no habíamos visto nunca. Hemos hecho un vídeo. Nótese la risa histérica de ambos.




Por la mañana lo hemos pasado mejor, más que nada porque ha sido una tarde jodida. Hasta me ha llamado la atención un vaquero del sur con su sombrero y todo porque llevaba papel del bate pegado a la suela del zapato. Me han dado ganas de decirle "¿con la que está cayendo y te preocupas de semejante gilipollez, hombre?" pero el tipo se parecía a John Wayne y sería capaz de sacar el trabuco del 15 del maletero del coche. En fin, por la mañana hemos decidido desayunar aleatoriamente en un sitio, que ha resultado llamarse Denny's. No sé muy bien cómo explicar la carta de desayunos del sitio. Cada opción era una brutalidad más grande que la anterior. Por 20 dólares nos han traído comida para alimentar a una familia española con dos hijos hasta la tarde. También he hecho un vídeo, lleno de tacos, porque no se puede explicar la salvajada.




Qué más... Ah sí, paramos en Jupiter y fuimos a Boca Ratón, simplemente porque nos gustan los nombres. Al final no hay muchas ciudades propiamente dichas por aquí - son un conglomerado de casas con comercios alrededor que llaman ciudades, pero no tiene nada que ver con el concepto europeo de la misma.

Al final el día acaba con nota alta. La habitación del hotel - Hampton Inn and Suites - es impresionante. El hotel tiene piscina, desayuno incluído y de todo. Además hemos cenado en un sitio a 50 metros de la recepción que es verdaderamente bueno. Lo mejor que hemos comido en USA hasta ahora, espero que volvamos mañana.




PD: La foto de arriba me parece inverosímil y absurda, pero es la verdad. Estas cosas pueden pasar en Miami... 

4 comentarios:

  1. Joder, lo bien que me lo estoy pasando con vuestro viajeblog.

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  2. La aventura, es, la aventura. Funciona bien el capricho americano?, menos mal de la capota, si no seguro que os encogeis. Os quiero mucho , besazos

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  3. Gracias Manolo! De eso se trata :)

    Abu, ni te imaginas la que se nos vino encima... La brutalidad.

    Gracias por vuestros comentarios. Muack!

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  4. Muy grande lo de los desayunos pantagruélicos: me estoy leyendo el blog a posteriori porque en agosto no tenía internete!!
    Hugo

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